Delfina Acosta
Palomas de repente en mis mejillas.
Un sacudir de alas si regresas,
amante, a mi presencia y me perdonas
y arrancas de mi amor la sola queja.
Me juras por tus muertos, yo te juro
por Dios que a los demonios atormenta.
Y en brasas se convierten las palabras.
En pájaros sangrientos que pelean
por las migajas de las hostias últimas.
Ámame hombre en esta noche negra.
Mi historia es ésta: un lecho solitario,
un despertarme atada siempre a hiedras
y una almohada llena de tu rostro.
Mi vida toda es sólo sueño, niebla.
Mas llegas y mi voz ya no es cautiva.
Y aquella que te amó se me asemeja.
Un sacudir de alas si regresas,
amante, a mi presencia y me perdonas
y arrancas de mi amor la sola queja.
Me juras por tus muertos, yo te juro
por Dios que a los demonios atormenta.
Y en brasas se convierten las palabras.
En pájaros sangrientos que pelean
por las migajas de las hostias últimas.
Ámame hombre en esta noche negra.
Mi historia es ésta: un lecho solitario,
un despertarme atada siempre a hiedras
y una almohada llena de tu rostro.
Mi vida toda es sólo sueño, niebla.
Mas llegas y mi voz ya no es cautiva.
Y aquella que te amó se me asemeja.
3 comentarios:
Muy buen poema Delfina, muchas imagenes, buena construccion. Felicitaciones.
JOSE ALEJANDRO ARCE
Director y editor de
la revista POETA.
Qué bellas imágenes tiene tu poema.
"almohada llena de tu rostro..."
Maravilloso..
Un abrazo
Alicia Borgogno
Me encanta Delfina, quisiera publicarlo en facebook, obviamente, con tus creditos...
fantastico, felicidades!
Nuria Metzli Montoya
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